viernes, septiembre 09, 2005

Cuando un canalla siente

Un día decidimos tomar unas vacaciones, pensamos que el viajar juntos aliviaría un poco nuestros ya repetitivos problemas, aunque en realidad la monotonía y los desacuerdos resultaron ser los mismos en la ciudad que fuera de ella.

Esa noche salimos a tomar un trago a un antro cercano a la playa. Entramos y cada quien pidió lo suyo. En esos momentos creo que ambos deseábamos estar en ese lugar pero con otras personas como por ejemplo algún amigo… no se alguien más. La relación había acabado con una buena amistad de varios años… tal vez tiempo antes, el estar ahí con esa chica habría resultado en una noche de alcohol, sexo y diversión.

Es gracioso, pero antes de que pasáramos nuestra primera noche juntos, esa chica era mi mejor amiga. Platicábamos de todo y sin limitantes. Le contaba todo acerca de mí, mis reventones, mis broncas e inclusive mis noviecillas ocasionales. Hoy no me atrevo ni siquiera a hablarle de banalidades para no entrar en discusión. Mientras más avanzaba la relación, los silencios entre nosotros se convirtieron en parte de nuestra vida.

Ahí estábamos, viendo la gente bailar y tomando nuestros tragos, como esperando que algo pasara.

Como hemos cambiado, comentaste en voz baja mirando tu copa como si pensaras en voz alta, Mucho, respondí, En verdad pensé que salir de vacaciones juntos nos ayudaría, Yo también, pero ya ves, ¿Será que ya no nos amamos?, No lo sé, tal vez sea que se acabó el amor, Tal vez solo fue pasión, Tal vez. Guardamos silencio por un rato, había sido la conversación mas sana que habíamos tenido desde nuestra llegada a la playa y creo que la mas sincera. ¿Te gustaría que todo fuese como antes?, me cuestionó de pronto mirándome fijamente, ¿Es eso posible?, Si, si los dos queremos, Pero como antes… ¿como?, Como cuando solo éramos amigos. ¿Es decir terminar y hacer de cuenta que nada pasó?, Pues mas o menos, tal vez sea lo mejor. Se volvió a hacer un silencio. Pensé fríamente lo que me comentaba mi chica, estaba confundido, no entendía que sentía pero sabia que teníamos que hacer algo para salir de ese marasmo que nos envolvía.

¿Qué propones?, le comenté después de un rato, Mmmm, tal vez tomar rumbos distintos esta noche y ver que pasa, ¿Y mañana?, mañana será otro día y ya veremos. Acepté no del todo convencido. No se porque pero en realidad me costaba trabajo desprenderme de ella, aunque en últimas fechas estábamos mal, no siempre fue así. Recuerdo lo feliz que me sentía los primeros meses de la relación.

Esta bien, respondí mañana nos veremos y hablaremos. Se levantó y se perdió entre la gente. Sentí nostalgia al ver como se alejaba, también sentí enojo… ¿como una persona como yo, el perfecto canalla, podía sentirse así?, Nunca me había sentido mal por ninguna mujer y no iba a comenzar ahora. Pedí un trago más y traté de olvidar concentrándome en el hecho de que la noche era joven.

Al poco rato fui hacia la barra. Me sentía extrañamente solo y sin ganas de nada, pero la idea de que mi chica estaría por ahí divirtiéndose con alguien más atentaba contra mi ego y me hacia desechar la idea de irme al hotel a dormir como un perdedor…eso jamás…

Miré a mi alrededor y junto a mi estaba una chica sola, Aquí me quedo, pensé, y comencé a hacerle plática. Empezamos por lo clásico, ¿Cómo te llamas?, ¿de donde eres?, bla, bla, bla. En menos de dos horas ya estábamos bailando muy juntos en la pista del antro. De hecho nunca me he considerado un mal ligador o con poca suerte.

Horas mas tarde en su habitación de hotel, tocaba su piel y nos besábamos apasionadamente, aunque mi mente estaba ausente. Por alguna razón no dejaba de pensar en mi chica e imaginarme que en ese momento estaría en mi misma situación, pero lo mas extraño es que me sentía mal conmigo mismo por estar ahí. Todo era muy frío para mi, me hacia falta algo, me sentía incómodo… ¿Estas bien? Dijo mi nueva acompañante, La verdad no, respondí separándome de ella. Me disculpe y salí de ahí lo más rápido que pude.

Llegue a mi hotel, me duché y me metí a la cama un poco triste de no saber que pasaba conmigo, pero a su vez me sentía mas tranquilo al saber que había hecho lo correcto.

Pensaba acerca de lo que sentía pero no le hallaba forma, por más vueltas que le daba no sabía porque repentinamente me sentía tan solo. Se escucharon ruidos detrás de la puerta indicándome que mi chica regresaba. Rápidamente fingí dormir. Entreabrí los ojos y observé que se dirigía al baño. Me levanté y mire por la orilla de la puerta. Mi chica estaba llorando. Entré, la abracé. Después de unos instantes me dijo llorando, No pude hacer nada, en realidad te extraño mucho y siento mucho coraje de que tu no sientas lo mismo. En ese momento pude haberle dicho todo, contarle acerca de mi noche y reír juntos un buen rato, pero mi condición de canalla volvió a emerger, solo la abracé y guardé mis argumentos para una mejor ocasión.

Creo que un buen canalla es aquel que sale a flote después de una situación adversa y mas aún cuando descubre que está enamorado.

Peyote asesino