martes, febrero 08, 2011

Una más...


Desperté en un cuarto de hotel. La resaca de la noche anterior se sentía aún en el cuerpo y un hilo de luz entraba tímidamente por la ventana. Traté de recordar lo que había pasado. Algunas imágenes vagaban por mi mente. De pronto un ruido llamo mi atención. En el baño de la habitación, alguien salía. Una mujer morena de cabello rizado caminaba hacia donde estaba en la cama. Me miraba fijamente como esperando algo de mi.
Al verla de cerca de pronto recordé todo. La noche anterior, el bar, la presentación… en fin.

Hola!, Me dijo tímidamente, hola respondí. Y de pronto un silencio incómodo llenó la habitación. Éramos dos extraños, no sabíamos nada el uno del otro y al parecer no teníamos mucho en común.

Con el silencio, viene la vergüenza y con la vergüenza viene el pudor y con éste las ganas de vestirse rápido y largarse.

Observé a la chica mientras se vestía en silencio. Era guapa. Recordé que la noche anterior había sido en verdad memorable. La pasamos bien no?, le pregunte de pronto, Muy bien, me dijo, pero su rostro mostraba esa pena que reflejan las personas que no entran del todo en confianza dentro de un grupo.

Yo seguí en la cama semi sentado observándola. Justo antes de que se fuera me miro y dijo, Nos vemos gusto en conocerte, y salió del cuarto.

Me quede un rato recostado en la cama pensando en como las relaciones son tan complicadas. A pesar de haber tenido la noche de sexo perfecto con alguien, de nada sirve si no se tiene nada en común, si no se involucran los sentimientos y si no hay ni una pizca de amor indudablemente terminará siendo una noche más, con alguien más del quien no sabrás ni como se llama. 

Peyote asesino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que tristes son a veces las realidades, el tiempo es implacable.

Bonito relato.

W